Una divertidísima novela con un abogado y un psicólogo argentino como protagonistas.
Todo lo que vemos es un espejismo. La verdad y la mentira se diluyen como el azúcar en el agua en un mundo lleno de intereses y de trepas. Observar nuestro entorno y ser curiosos nos puede dar pistas de lo que existe detrás de las cosas, por ejemplo ¿no es extraño que la señora que ves cada domingo tomando la hostia en misa y que vive en un apartamento cedido gratuitamente por el Ayuntamiento porte en su muñeca un Cartier de 4.000 euros? O ¿no es raro que tu compañera de vez en cuando, aparezca en el trabajo con unas gafas de pantalla grande escondiendo un moratón en el ojo y te diga que se lo ha hecho cuando resbaló en la bañera? y ¿qué me dices de tu vecino que te dice que trabaja de camarero y lo ves cotidianamente por el barrio sentado con los amigos y conduce un BMW 330i? ¿y el asesino al que leíste en el periódico su declaración dónde reconocía no acordarse por estar muy bo-rracho de como mató a su víctima?
Bueno, quizás la señora que va a misa obtuvo el Cartier echándole algún narcótico a una extranjera en un bar y cuando esta quedó medio dormida le robó el reloj, tu compañera de trabajo podría ser que sufre malos tratos y siente vergüenza en confesarlo o quizás padece el síndro-me de Estocolmo hacia su agresor, en cuanto al supuesto camarero quién sabe si trafica con hachís y el asesino probablemente quería matar a su víctima.
La condición del ser humano tiene nota de suspenso, desde Caín y Abel o Adán y Eva, el hombre no ha respe-tado a su prójimo, ha perseguido la avaricia y la codicia, sin que a lo largo de los siglos nada de esto se haya podido solucionar.
Existe un muro entre lo que vemos y lo que realmente es. Pocas son las personas que tienen las llaves para adentrarse en las miserias más profundas de los seres humanos y entre esos elegidos están el cura, el psicólogo y el abogado. El ser humano se desnuda ante estos tres profe-sionales y a decir verdad mejor que no lo hiciera.
¿Se puede hacer algo para arreglar la sociedad? ¿El problema viene de las capas sociales más desfavorecidas? No. En las capas sociales pobres se puede paliar con la cultura la poca educación ¿Pero en las capas sociales altas quién cura la avaricia?
Este libro nos acerca al epicentro de los verdaderos ntereses de algunos seres humanos, espero que sea entretenido de leer y aunque tiene un trasfondo cínico, está suavizado con clave de humor.
Yolanda Pinto.
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