He tenido el placer de leer el libro de relatos cortos “El último viaje. Historias de un funerario” del periodista y escritor José Luis Atienza y de Vicenç Tugas, publicado por la editorial Stonberg y, dado que me ha gustado mucho, he redactado unos breves comentarios.
El prólogo sitúa muy bien al lector, no solo sobre el contenido y la estructura del libro, sino, sobre todo, porque anuncia que el tema de la muerte va a tratarse desde la vida. Que los hechos que se mostrarán son anónimos y “mondos y lirondos”, como dice el autor. Enseguida se advierte el tono sobrio que presidirá el libro, el que huye de tragedias y solemnidades.
A mi modo de ver, es un hallazgo la concepción del personaje del funerario porque, aunque sea un personaje real, Vicenç Tugas, con una dilatada y reconocida experiencia profesional, necesitaba de la dosis necesaria de ficción para hacerlo aún más atractivo y verosímil. Se nota que es un libro de cocción lenta, que sus páginas recogen la fascinación que todos sentimos por las historias, las que Vicenç ha ido desvelando a José Luis en sus encuentros, herederos como somos de la tradición oral. El personaje cumple, de forma certera, con aquello de “La verdad de las mentiras” que tan bien formuló Mario Vargas Llosa en sus ensayos.
Me parece muy acertado el tono y el punto de vista. No era tarea fácil conseguir la distancia necesaria para abordar una mirada compasiva sobre la fragilidad del ser humano ante la muerte. A nivel narrativo, José Luis Atienza logra mezclar, con maestría, los temas genéricos, la evolución social del tratamiento de las defunciones, los entierros, el suicidio, con las anécdotas personales. (Muy interesantes las referencias a las carrozas, la Imperial y la Estufa, las cortinas y los victorianos, el tamaño de los ataúdes, etc). El hecho de que sean capítulos cortos y que cada uno responda a una historia real dota de gran ritmo al libro y realza su oficio de escritor: el estilo directo, una prosa limpia, cercana, la gracia natural, el carácter popular, la ironía. Todos esos elementos iluminan el texto y mantienen al lector maduro con una sonrisa tierna en los labios. No en vano, nos hermana un horizonte menos lejano ante ese último viaje. Las referencias históricas, al cine y a las costumbres de distintas épocas pueblan los capítulos de vida, e Insuflan veracidad a las experiencias de los distintos personajes. Como autor, José Luis Atienza consigue retratar, con perspicacia e inteligencia, a los familiares que van entrando en cada página y que son una muestra variopinta del devenir humano en situaciones extremas. No olvidemos que, en esas ocasiones, la vida tiene estructura de ficción.
José Luis Atienza enlaza, de forma armónica, sin que se vean los costurones, las anécdotas derivadas de la profesión de Vicenç Tugas (pasadas por el tamiz de la imaginación) con los datos de las fuentes literarias, estadísticas y con sus propias reflexiones sobre la condición humana. Esa unidad logra que “El último viaje. Historias de un funerario”, sea un libro valioso porque aúna el deleite de la lectura y la gran calidad.
Finalmente, quiero dar la enhorabuena a los autores, a José Luis Atienza y a Vicenç Tugas y a la Editorial Stonberg por la publicación de un libro tan vital que, tratando de la muerte, nos hace disfrutar en cada relato, en cada página de la belleza, gracias a la capacidad transformadora de la escritura.
Lola Irún, filóloga, poeta
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